Fuiste una semilla, que vino en una mandarina que un día comí, te guarde juntos con otras dos, y te arroje a un botecito de leche cortado por la mitad, que estaba lleno de tierra, otras semillas en otros botecitos fueron sembradas, albahaca, cilantro, limón casi cualquier fruta que comía iba a parar a aquellos maceteros con la esperanza que algún día una plantita brotara, unas semanas pasaron, quizás un par de meses cuando note tu presencia, eras un manojo de unas 3 o 4 hojitas, de un verde muy brillante y con una particular característica, tus hojas olían a mandarina, el tiempo pasó y tu tallo fue creciendo día a día, fuiste desarrollando tus raíces y poco a poco pequeñas ramas fueron saliendo de tu tallo, pronto sin darme cuenta aquel botecito de leche ya te quedaba corto y tuve que mudarte a un recipiente de jabón líquido de 5 litros partido en la parte superior, nuevamente llené de tierra tu nueva casa y te mudé hacia ella para darte más espacio.
el tiempo siguió pasando tu tallo siguió creciendo tus ramas se fueron expandiendo y tus raíces se fueron profundizando, tu casa era más pesada y ya habían pasado quizá un par de años desde que eras solo una pequeña semilla que pasó por mi boca, antes de ser planta, como todo en la vida que implica un ser vivo que crece pronto tu entorno te volvió a quedar pequeño, ya no hablaba de la pequeña semilla de mandarina que un día sembré, ahora hablaba del árbol de mandarina que te habías convertido, las arañas tejían sus trampas entre tus ramas, con la esperanza de cazar algún insecto, pequeños gusanos blanquecinos se guarecían en tus hojas e incluso fuiste comida de hormigas, cuando alguna de ellas se aventuró a comer tus hojas, más allá de eso tambien te convertiste en tumba de una tortuga enorme que pasó a mejor vida y lo que quedó de ella lo hiciste parte de tí.
A pesar de ser solo una planta te quize protejer, compre fertilizantes para que pudieras crecer fuerte, compre un liquido para ahuyentar a los insectos que te veían como su bocado o como su nido, y eso te ayudó a ponerte más verde, más grande y más fuerte, despues cambié tu alimentación, comencé a darte los restos de frutas y verduras, picados para que sirvieran de abono a tu tierra, y llegado el momento ocurrió lo esperado, por no por ser esperado dejó de ser mágico, comenzaste a florecer. pequeñas flores blancas salian de tus ramas primero discretas ocultas entre las hojas, después como un carnaval niveo cubriste gran parte de aquel follaje verde y eso solo significaba una cosa en mi entender, estabas a punto de premiarme con tu mejor regalo, tus frutos, frutos que me iban a rememorar aquel momento en que llegaste a mi vida a través de una mordida y en una explosión de dulzura y acidez finalmente iba a recrear ese momento.
Espera paciente, pero a pesar de la espera, solo veía que abejas y colibríes llegaban a la casa a gozar de alguna forma de aquellos primeros regalos, solo debía ser paciente para que yo pudiera gozar de los propio, sin embargo esos regalos no llegaron, tus flores cayeron y volviste a ser verde por completo, en aquella ocasión no fuiste capaz de darme frutos, quizá no era tu tiempo, quizá , solo quizá debía de esperar un poco más.
las estaciones pasaron, la lluvia, el sol, el calor y el “frió” que un clima tropical te pudiera dar y así nuevos periorodos de floración llegaron, pero tu fruto no llegó, no entendía que pasaba me habian dicho que despues del 3er año erá cuando ibas a dar fruto, pero ese tercer año pasó, incluso un cuarto y un quinto, pero no pudiste darme frutos, despues como un tonto recorde tu espacio, quiza le hace falta tierra, un lugar donde poder crecer aun más, por lo que decidí comprarte una maceta mucho más grande, seguido de esa maceta llego un saco de “tierra negra fertil” que un vendedor llevaba pregonando en un diablito, le doy 2 por 200 dijo, a lo que le dije, solo necesito una, y la deje ahi afuera de la casa con la promesa de transplantarte el día de mañana, y asi pasaron un mañana, dos mañanas tres mañanas, y no se cuantos más, que volviste a florecer, las lluvias y los calores y el sol y el viento llegaron nuevamente, pero tu seguias en aquella maceta, la bolsa que contenía la tierra se rasgó y poco a poco veia como el dinero se escurria a la calle con cada lluvia que pasaba, la meti en la maceta y dije mañana, ahora si será el día en que finalmente te ponga en tu nuevo hogar, quise sacarte de la maceta, humedecía la tierra para que fuera más facil, eso, solo aumentó tu peso, y por más que puse todas mis fuerzas, mi hombria solo se vió lastimada cuando me di cuenta que no tenia la suficiente fuerza para poder sacarte de aquella maceta, frustrado y sin animo no lo volví a intentar jamás.
Deje de abonarte, deje de regarte, deje de prestarte atención, y aun así te verás verde, bonita, te convertiste incluso en cerca para que los perros no salieran por aquella reja que el tiempo corroyó, en unas vacaciones que me fui ahora si por un tiempo tus hojas se secaron, las fuiste tirando una a una y dije ya caeran las lluvias, tus ramas se quedaron sin hojas y dije mañana te riego, y al igual que tu transplante ese mañana no llegaba, decidí regarte
y como por arte de magia tus hojas salían nuevamente eso me ponia bien y mal, por que ya no salieron en la cima de tu cuerpo, solo en la base, un día sin más decidí ignorarte, no prestarte atención com si nunca hubieras existido, como si solo fueras un adorno en el jardín y no tuvieras importancia en mi vida, y asi viví mi vida hasta el día de hoy, que decidí regarte te ví y dije en la noche le echaré agua, en la noche haré lo necesario pára que retoñez, me acerque a ti y tocí una rama y se quebro con total facilidad, te tomé del tronco y jale ligeramente, todo tu cuerpo se vino conmigo con el primer tirón, la tierra de la maceta salpicó mis zapatos negros y manchó mis manos, y ahora una gran tristeza invadió mi corazon, te tenia en mis manos como aquella primera vez que te tuve cuando fuiste semilla, solo que ahora, inerte, seca y sin vida.
partí por la mitad tu cuerpo y te tiré en el jardín y un vuelco en mi corazón se hizo más grande, por que se que fui culpable de todo, por que se que tu dependiás de mí para vivir, por que se que en mi egoísmo y decepción te arrastré a la muerte y por que se que mi procrastinación del mañana que no vendrá me costó aquella pequeña vida que era mía y que ahora no volverá
ya no podré presumir diciendo aquel árbol de mandarina que vez ahi yo lo sembré desde semilla, por que todo esto que escribo dice más de mí que de tí y es por eso que me desahogo de esta forma y aunque pueda comprar otro arbol o sembrar otra semilla a intentarlo nuevamente, simplemente no será lo mismo porque ya no serías tú.